MÁQUINA DEL OTOÑO POR MARCO MARTOS·
Funciona mal la máquina en el otoño de su vida,va despacio por las calles y los campos,
tosen sus fierros viejos y su respiración
se hace entrecortada y da miedo, pánico.
Le hacen falta aceite y gasolina
y mano fina que arregle sus desperfectos.
Tuvo asientos muelles. Ahí se refocilaban
las muchachas de glúteos hermosos
y ojos inmensos como lagos.
Una le dijo que era fácil de querer y difícil de olvidar,
que era un vehículo de cromos brillantes
al que se podía adorar toda la vida.
Nada era verdad, salvo el movimiento
de las ruedas vertiginosas en el negro asfalto.
Mujeres que se aferraban al timón
y daban gritos de entusiasmo
que el oscuro motor guarda
como un recuerdo ajado,
ahora que la máquina se detiene
al borde de los acantilados
y observa el piélago azul y plata,
el cementerio marino
con sus palomas y sus barcas.