“LA MÚSICA UNA MAGIA INAGOTABLE” POR FANNY JEM WONG
La música es
una experiencia de carácter no verbal, absolutamente inaccesible por
medios puramente literarios o eruditos. Un fenómeno arraigado en el
hombre desde sus orígenes, el hecho musical nunca conoció límites ni
fronteras, colores o credos, épocas o lenguajes, y ha impregnado con sus
ecos todas las zonas del accionar humano.
Hablar de
música es hablar sobre arte, sobre filosofía de la naturaleza,
estética, psicología, psicoterapia, lógica, ciencia, semántica,
ecología, sistemas y teorías de la comunicación y ocultismo. Los seres
humanos desde siempre nos encontramos sumergidos en un basto y
fascinante océano sonoro por lo tanto, nuestros cuerpos influenciados
por sus vibraciones.
La música es un elemento capaz de
desarrollar la intuición, dar rienda suelta a la imaginación y a la
creatividad. La música impulsa a los grandes visionarios, a los profetas
y maestros, gracias a sus vibraciones en los planos trascendentes.
Se
utiliza en la actualidad científicamente como terapia en pacientes con
trastornos conductuales, en esquizofrénicos y en adictos gracias a que
se pueden realizar comparciones entre los umbrales de respuestas.
La
música participa en las leyes del equilibrio y de la armonía del
universo entero.No está limitada al espacio físico pues transciende a
través de los diversos planos de existencias conocidos en forma infinita
para crear la trama cósmica de un futuro en donde reine el poder de la
conciencia.
PULSACIÓN VITAL (Fenómenos Cíclicos)
El
inmemorial ritmo se encuentra en el origen mismo de la vida, todo lo
que existe logra alcanzar su manifestación mediante el ritmo; es ritmo
el cuerpo humano, la danza, el lenguaje. El ritmo es la pulsación vital,
el latido del corazón, el flujo de la respiración. Ritmo tienen las
fases de la Luna, las órbitas de los planetas y los movimientos
estelares. Con ritmo se suceden las obras más memorables de cada
generación de la historia de la humanidad: una rueda es básicamente
ritmo. Ritmo hay en las aguas, en las campiñas, en las montañas, en el
canto de las aves y en el batir de las alas de pájaros o de las
mariposas. Ritmo y que ritmo tienen las hadas, los duendes, las sirenas,
las ninfas y demás espíritus de la naturaleza. Lo más pequeño o lo más
grande, en el aire, la tierra o los mares, posee una onda de pulsación.
Toda
la existencia es en su totalidad dinámica, variable y está afectada
por las periódicas ocurrencias y recurrencias oscilatorias. Los árboles
se balancean lentamente, mientras que sus hojas se agitan en un tiempo
más rápido; la hierba bajo la copa del árbol, ondula más suavemente y
la relación es similar al ritmo complejo de las ondas marinas. Todos los
fenómenos cósmicos son cíclicos por naturaleza; la noche y el día, el
ritmo de las estaciones del año, los años y las décadas, los siglos y
los milenios.
NATURALEZA CÓSMICA DEL RITMO
El
Ritmo es la expresión esencial de la propia energía. Tanto en forma
mecánica, como en forma electromagnética el ritmo es la base de todas
las cosas, la energía ondulatoria representa un fenómeno físico, en el
campo cósmico y en el ámbito humano.
A la actualidad se
hallan en creciente desarrollo las investigaciones dedicadas a la física
ondulatoria y los estadios de irradiación y constancia de la onda; las
energías son consideradas frecuencias positivas o negativas.
Estas
corrientes actuales se emparentan y se nutren de pensamientos de la
Antigüedad y la Edad Media, que aseveran que toda la naturaleza se halla
bajo la influencia del flujo y un reflujo, de lentas pulsaciones de
fuerzas que a pesar de ser opuestas en apariencia, son complementarias y
mutuamente necesarias.
Estas fuerzas de expansión
conocidas como aspectos femeninos y aspectos masculinos crecen y
decrecen recíprocamente. El antiguo concepto de la bipolaridad ha
demostrado con creces no ser leyenda, ni un mito, es por lo tanto un
enfoque del fenómeno de equilibrio rítmico indisoluble con el orden
cosmológico.
La música crea patrones universales
“La
música, esencialmente simbólica y universal, es un medio de
acercamiento entre todos los seres humanos”. Este aforismo se encuentra
en un famoso tratado Árabe del siglo X, el Ljwan as Safa. (“Los hermanos
sinceros”). “La música”, afirma, “posee una cualidad especial que el
lenguaje no puede interpretar claramente; por eso el alma la expresa en
forma de armoniosas melodías”.
Curiosamente, el mismo
concepto aparece en el dicho judío citado por uno de los líderes
espirituales del movimiento jasídico en el siglo XVIII: “El silencio
vale más que las palabras, pero la canción vale más que el silencio”.
El
movimiento jasídico por ejemplo atribuye gran importancia a la canción y
a la danza como medios de elevación espiritual, asignaba a la música
cualidades semejantes a las descritas en el tratado árabe. (Los hermanos
sinceros).
El éxodo de los judíos de Marruecos en los
años 50 no amenguó el sentimiento de identidad o devoción a la tradición
musical de su tierra natal, este permaneció profundamente arraigado en
los corazones de los intérpretes y su público.
Algunos
expertos en música folclórica iluminan este notable ejemplo de lealtad y
adherencia a un tradición trasplantada muy lejos de su lugar de origen
“El efecto principal de la música es dar al oyente una sensación de
seguridad, el recuerdo de temprana satisfacciones de la niñez, la
experiencia religiosa y el placer de vivir en comunidad”.
Por
ejemplo los músicos judíos y los musulmanes, utilizan un género musical
expresivo, de connotaciones profundamente religioso, que sirve como
vínculo entre la música andalusí del norte de África y la poseía
hebrea.Con marcados rasgos ritualistas que derivan su origen a la
influencia de doctrinas místicas que les confieren dimensión espiritual.
En
el misticismo judío, las plegarias y las canciones están asociadas y se
perciben como medio de elevación del alma hacia los mundos
espirituales. Esta exaltación espiritual impregna al hombre en este
mundo y le permite experimentar el esplendor de otros planos de
existencia.
Por influencia del Sohar y de los cabalistas
de Safed del siglo XVI, se desarrolló la costumbre de levantarse a media
noche para entonar himnos del libro de los Salmos, estribillos y baqa
shot hasta el alba. Existe una linda anécdota que se cuenta entre los
judíos como la de los “Cantantes de la aflicción” es ilustrativa de la
presencia de grupos instrumentales judíos en las cortes reales y de la
benevolencia de los soberanos hacia ellos.
El día 9 del
mes de Av, según se refiere, el sultán deseaba escuchar las canciones y
la música de un conjunto judío que solía tocar en la corte y convocó a
los músicos a palacio. A pesar de lo doloroso que les resultaba, los
músicos no podían negarse; sin embargo, escogieron tocar lamentaciones
en este día de duelo que conmemora la destrucción de los dos templos. El
sultán apreció grandemente el patetismo de las obras y preguntó qué las
había inspirado, a lo cual respondieron los judíos que en ese día de
ayuno les estaba prohibido tocar música o regocijarse. Desde entonces se
los conoció como los “Cantantes de la aflicción”.
Dentro
de todo el movimiento rítmico incesante se percibe un patrón u orden
universal.Tratar de “con-sonar” y contra puntear rítmicamente con ese
flujo es una tarea ardua y cotidiana, pero más natural y sencilla de los
que muchos suponen. Los opuestos se atraen unos a otros para realizar
la armonía, los similares se rechazan para evitar la falta de armonía.
Para
Los Vedas y sus glosas hinduistas evocaron la acabada concepción del
tiempo como movimiento circular, cada periodo alternadamente – compuesto
por fases creadoras y destructoras – se denomina Kalpa y abarca
4.320.000 años, simbolizando el ritmo respiratorio de Brama que engendra
y reabsorbe al macrocosmos.
Nuestra respiración representa la manifestación micro cósmica de este inmenso ritmo universal.
No sólo en Oriente se habla de la teoría ondulatoria; los estoicos la esbozaron al descubrir el verdadero origen de las mareas.
Durante
el Imperio Romano, Vilrubio se refería a la voz humana y al sonido
como fenómenos movidos por un número infinito de círculos ondulatorios,
como si arrojáramos una piedra al agua en estado de reposo. La onda
periódica recurrente es posiblemente el centro del ritmo. Pero un latido
uniforme como el Tic-Tac del reloj no es suficiente para que el oído
humano perciba un ritmo; para que suceda el ritmo es necesario que se
agrupen en estructuras, determinadas habitualmente por el tiempo y la
intensidad.
Es así que : “El tronco del bambú se yergue
derecho, fuerte y conserva el espíritu sabio de dejarse llevar
blandamente por la naturaleza. Cuando el viento lo embate con rudeza
nunca resiste; cede y se dobla acompañando el fluir natural, pero nunca
se quiebra. Sólo cediendo se vence”.
Buda decía:
“Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamiento hacemos el mundo”.
La
conciencia por lo tanto suele resistirse a lo desconocido e
inconsciente, ignora el mensaje del cuerpo y sus sonidos, opta por un
miedo profundo y supersticioso a lo novedoso. Más allá de ese “miedo a
meterse” limitador, se encuentra los ámbitos de ampliación de la
conciencia. Los sonidos que escuchamos son una creación nuestra, toda
experiencia es subjetiva, pero los procesos no son inaccesibles. Todos y
cada uno de nosotros creemos lo que nos dicen nuestros sentidos, pero
es nuestro cerebro el que “fabrica” la imagen que creemos percibir
objetivamente.
En el libro el Arte de las Emociones cuyos
autor fue C. Jinarajadasa, se menciona que todos los amantes de la
música podrían atestiguar que ella puede mostrar nuestra naturaleza
emocional mucho más delicadamente que cualquier otra rama del arte.
La
música no solo es mística, pues de alguna forma recoge los fragmentos
del interior de nuestra naturaleza y las reúne. Un pensamiento
dificilísimo de expresar es la facultad sintetizante que posee la
música. Y esto se refleja en tres estrofas de una poesía llamada “La
cuerda perdida”.
“No sé lo que tocaba ni en qué sonaba entonces, cuando pulsé una cuerda de música como el son de un gran Amén.
Calmó
la pena y la tristeza como el amor vence en la lucha. Parecía el
armonioso eco de nuestra discordante vida. Enlazó en perfecta paz todos
los perplejos significados,y tembló allá lejos en el silencio como si
estuviera destinada a cesar”.
La octava sinfonía de
Beethoven, según Jinarajadasa era una recreación de él mismo, y cuando
escuchaba otras composiciones de Beethoven, sentía que expresaban
claramente una solución de las experiencias de su vida emocional, de sus
sueños, esperanzas, aspiraciones.
Janirajadasa manifiesta
que la música posee la facultad de transportar al hombre del campo de
la emoción, al del intelecto aún más pleno y claro reino de la
existencia misma manifiesta que la música influye en todos los
hombres.
Supongamosnos entonces el término medio de los
oyentes que asisten a un concierto. Este está constituido de
entremezclas de gentes, algunas de estas personas poseedoras de una
alta capacidad emocional e intelectual, otras poseedoras de profundas
aspiraciones y también entre ese mismo público tenemos gentes vulgares
y ordinarias. La música que escuchan influye en ellos según y producen
en cada uno determinados efectos, dependiendo del estado de ánimo con
que cada sujeto va al concierto, no solo eso cada quien la percibira y
vivirá en función a lo que es su esencia.
Si el estado de
la mente y ánimo por ejemplo resultara que es frívolo, la música
dejará un agradable sentimiento, pero aun este agradable sentimiento es
una mera recreación de aquella frivolidad pero pueden alcanzar en
ocasiones un elevado sentimiento de júbilo. Pero si el oyente es una
persona noble y de elevada cultura, se re-creará a la luz de su visión
de la Bondad, la Verdad y la Belleza.
Lo que provoca la
música en cada hombre, a lo que se denomina síntesis dependerá en gran
parte de su naturaleza moral. Nunca será posible separar el arte de
nuestra naturaleza moral y mucho menos cuando se trata de la música.
Cuando
un músico toca por ejemplo un piano o hace vibrar su violín, podemos
decir desde luego si es un alma grande o un alma pequeña, pues en las
primeras notas se muestra tal cual es sin que toda su habilidad técnica
alcance a disimular su pequeñez si no hay grandeza. Algo similar debemos
comprender que también sucede con las artes poéticas
Un
músico puede tener una técnica muy deficiente y que haya muchas cosas
que criticar en su ejecución; pero si es un alma grande, si es copioso
el contenido de su naturaleza intelectual e intuicional, lo denotará y
se revelará tal cual es en los primeros compases.
Jinarajadasa
cuenta que nunca podría olvidar que en una oportunidad que estuvo en
Italia escuchó a un tenor que había sido de muchacho, jardinero y que
había estudiado música en el conservatorio de Milán, había logrado
muchos éxitos en España, Rusia e Italia.
Gustaba cantar
música amorosa y a pesar de que su técnica era perfecta no había
mejorado su naturaleza interna. Su idea del amor era todavía la de un
labriego, de un jardinero, y los tonos de su voz al cantar las canciones
de amor denotaban exactamente lo que era en su interior.
Así como en la pintura, en la poesía y en la escultura siempre se halla la firma de la mente.
La
pequeña o grandeza del alma del artista se advierte en los colores en
la tela o en las líneas que se trazan en la piedra. Lo mismo sucede en
la música.
El gran Platón decía que era posible predecir
el estallido de una revolución popular por el cambio del gusto musical
de la gente.Existen ciertas leyes vitales de la música y es necesario
tratar de comprenderlas.La música ha de sintetizar nuestra vida; pero
ante todo hemos de tener en cuenta que nuestros pensamientos y emociones
dependen de lo que la música pueda o no hacer despertar por nosotros.
El
artista no trata con la muerta sustancia de las cuerdas de su violín,
ni con el aire que pone en vibración, porque no hay sustancia muerta.
Todo el universo está vivo, y el aire está dispuesto a vibrar al
llamamiento del músico dando un nuevo concepto, un nuevo valor a la
vida, si el músico sabe manifestar lo que está en las cuerdas del violín
y lo que está en el aire lo manifiesta de conformidad con su
naturaleza. No es entonces cuestión de técnica, es cuestión de lo que
está en él, de lo que esta en el corazón y el espíritu de cada hombre.
Si
se tienen aspiraciones, si se ha preocupado vivir alta y noblemente
,si quiso sacrificarse por sus ideales, le conocerán las partículas del
aire y le responderán, y cuando toque las sencillas cosas que a menudo
oímos en nuestra niñez, infundirá en ellas a través del aire algo de sí
mismo que nunca conocimos hasta entonces.
Lo mismo sucede
si habláramos de una orquesta únicamente será música cuando cada músico
de la orquesta reconozca que al tocar su instrumento manifiesta y
entrega su propia naturaleza, y que el aire responde a ella cuando él lo
pone en vibración.
Exactamente lo mismo tenemos con
respecto al auditorio. Si se oye la música después de haber tratado con
las groserías de la vida, recreará al oyente y le dará una nueva
síntesis; pero si el individuo va a oír música con naturaleza pura y
elevados pensamientos y emociones, pondrá en alta tensión el aire que
rodee sus oídos, y el aire, que es el mensajero de la música, le dará su
mensaje claro y listo.
Así podemos ver muy luego, desde
este punto de vista, que para tener la más alta música, y sobre todo una
más verdadera síntesis de vida por medio de la música ha de haber una
nueva clase de cooperación entre la orquesta y el auditorio, de suerte
que cada cual entregue lo mejor de su pureza y aspiración para recibir
un gran mensaje. Cuando vamos a un concierto para re-crearnos, la música
nos re-crea en la medida de lo que nosotros aportemos a la re-creación.
Quien
por ejemplo haya tenido disgustos y contratiempos y noblemente haya
procurado soportarlos, quedará re-creado después de oír un concierto. Se
esclarecerá notablemente su visión de la vida. Se habrá unificado con
total entereza. Lo que hace por él una magnificente función religiosa,
habrá sido hecho para él en la sala de conciertos.
Si
tenemos la orquesta ideal y el auditorio ideal, cada partícula de las
paredes nos transmitirá un mensaje de manera nueva. De lo que creemos
materia muerta en nuestro rededor fluirá música sobre nosotros, pues hay
música encerrada en las paredes, en el suelo, en la madera y metal de
nuestros asientos, y si sabemos responder, cada una de estas cosas
añadirá un nuevo elemento a la orquesta, una oculta cualidad de tono,
una oculta intuición tendremos entonces una nueva visión de la vida, una
visión tal como describía por Carlyle al decir que “la música es una
especia de inarticulado e insondable sonido que nos conduce al borde del
infinito y nos permite contemplarlo por unos momentos”.
La
descripción de Caylyle no es una descripción de la música, y sin
embargo, es una verdadera descripción, porque nos parece como si la
música nos transportara al borde de lo infinito, como si estuviéramos en
lo alto de una pared desde la cual atisbáramos algo indescriptible. Sin
embargo, es descriptible en términos de noble conducta, de altos
pensamientos y delicadas emociones, porque nos recrea.
Así
es que según la índole del arte de cada cual, sea violinista, pianista o
cantante, escritor, pintor o escultor o siquiera un amante de la
santidad o de la belleza, es posible dar a los demás lo recibido. Cuando
se comprendan bien las ideas respecto a la música, tributáremos
verdadero culto a la música.
El hombre debe de tomar
conciencia de que no solo se forman buenos ciudadanos en las escuelas,
sino también en las salas de concierto en donde se da la ocasión de
edificarse por medio de la música, entonces se rendirá culto a la música
como la cosa más grande de la vida.
En Grecia, donde hubo
un gran arte dramático, los griegos no iban al teatro tan solo a
divertirse, pues tenían un alto concepto del drama que el de puro
entretenimiento literario, sino que “era un acto de común adoración en
el genio del hombre consagra a la gloria de los dioses”.
Tal
es el concepto que hemos de tener de las artes. Las gentes deben
conocer que el arte soluciona altamente sus enigmas y problemas y es
también una síntesis de su naturaleza quebrantada en las luchas de la
vida diaria.
Platón decía:
“La música es la Gimnasia del Alma”.
Para
la antigua Grecia la música era mucho más que un arte para la alegría o
diversión del pueblo. Las grandes escuelas griegas que se manifestaron y
proyectaron al respecto, jamás descartaron las virtudes músico
terapéuticas de la armonía sonora, de la vibración. Incluso en el uso de
la música para fines bélicos, los griegos supieron servirse del sonido.
Se
sabe a través de antiguas narraciones, que en aquellos tiempos la
música era primordial en el campo de batalla: así, Plutarco y Herodoto
mencionan que el rey lidio Aliate entró en tierras de Mileto al son de
aulas y cánticos estruendosos, sistema también empleado por los
cretenses, ya que, de esta manera, los soldados jamás perderían su ritmo
acompasado de marcha directa y arrasadora.
Dos eran las
piezas musicales claves para el combate, mediante el uso de aulo: el
mítico “Preludio” que los preparaba para la lucha, y el “Canto de
Castor”, que era más ni menos, la orden de atacar.Las tradiciones
populares griegas nos hablan de grandes talentos musicales, como Anfión,
el cantor, cuyos cánticos fueron decisivos para la efectiva
construcción de las murallas de Tebas.
El legendario
Homero, con sus versos de la Iliada y la Odisea, inspirados con el
acompañamiento de la lira que inmortalizaran Orfeo y Timoteo de Mileto,
afinándola al compás vibratorio de los sonidos eclípticos planetarios.
El
Legislador Licurgo por ejemplo llego a establecer la enseñanza
obligatoria de música en los planes de educación en que se basaba el
estado Griego.
Platón Supo captar y expresar el concepto
filosófico de la música. “La música es la expresión inmediata de Eros;
un puente tendido entre las Ideas y los Fenómenos”. “La práctica musical
no es “asunto privado”, sino eminentemente “público”.
Sócrates
Ateniense nacido en el año 469 antes de Cristo. Desde muy temprano se
mostró interesado en las propiedades benéficas del sonido mientras que
Pitágoras nacido en la Isla de Samos, con un destino augurado a sus
padres por la Pitonisa de Delfos, cuando les predijo que de ellos
nacería un hijo que “sería útil a todos los hombres en todos los
tiempos” llegando incluso, a través del oráculo, a indicar a los futuros
progenitores del genio, que se trasladaran a Sidón, en Fenicia, para
hallar allí un ambiente para el nacimiento y primeros años de vida, mas
adecuados que el de su convulsionada patria. Pitágoras recibiría una
educación privilegiada, estudiando filosofía con Feréclides y Tales de
Mileto y música con Hermodamas.
Pitágoras a través de su
“Armonía de las Esferas” – hoy llamada “Astrosonia”- explicaba que ese
continuo sonar producto de la propia vibración y movimiento de cada
cuerpo planetario, por grande o pequeño que fuese, es imperceptible para
el hombre, porque, en realidad, lo está oyendo desde el instante
mismo de su nacimiento.
Hoy día, gracias a los avances
técnicos en la materia, sabemos que las emisiones supra e infrasónicas
existen y se manifiestan constantemente, aunque no las captemos
auditivamente. Para Pitágoras: “Los números contienen el secreto de las
cosas, y Dios es la Armonía Universal”.
También fue
Pitágoras el que desarrolló la primera ley física sobre acústica
musical, descubriendo, asimismo, que los acordes descansan bajo
relaciones de cifras, y que la altura del sonido depende de la longitud
de la cuerda que se hace tensar y vibrar. Estas son conocidas como “Las
siete modalidades sagradas, constituidas sobre las siete notas del
heptacordio, corresponden a los siete colores de la luz, a los siete
planetas, y a los siete modos de existencia que producen en todas las
esferas de la vida material y espiritual. Las melodías de estas
modalidades, deben equilibrar el alma y volverla lo suficientemente
armoniosa para vibrar de un modo preciso al soplo de la verdad”.
Jámblico,
contaba que los pitagóricos cantaban himnos al amanecer y en el
crepúsculo, para así delimitar mediante la música todas las impurezas de
la vida cotidiana con sus cargas impregnadas de Karma material y
mundano. De esta manera, dormían apaciblemente manteniendo la constante
de un sueño reparador.
De los Diálogos sobre la Doctrina
Secreta de Helena Petrorona Blavatshy, aquí se meciona que por ejemplo la
hormiga puede apreciar los sonidos que nosotros captamos, y también
puede apreciar los sonidos que nosotros no oímos, y evidentemente la
fisiología no tiene nada que ver con la materia. Los hombres y las
hormigas difieren en la percepción por estar en etapas distintas de
evolución, pero en ambos casos reaccionan ante las vibraciones, ante la
música.
Browning decía: “La tristeza es difícil de
soportar y la duda es muy tarda en esclarecerse. Cada sufriente dice lo
suyo, su parte de dicha o de aflicción; pero Dios tiene unos cuantos
nosotros a quienes él susurra en el oído; los demás pueden razonar
enhorabuena. Esto lo saben los músicos”. En la música se tiene el
conocimiento, la verdad absoluta de la vida, que centellea en las
grandes religiones y filosofías del mundo.
En la obra
“Isis sin Velo” Clave de Misterios de la Ciencia y Teología. Antiguas y
Modernas de H.P. Blavatsky. Un personaje llamado Salverte menciona que
la tonalidad musical produce tanto, un silbido suave, un canto melodioso
o el toque de flauta fascinarán seguramente a los reptiles, como pudo
comprobarlo repetidas veces, durante sus viajes a Egipto.
Cuenta
que siempre que pasaba la caravana, uno de los viajeros se divertía
tañendo la flauta; pero los conductores de los camellos y los guías
árabes se enojaban contra el músico, porque los tañidos atraían a
diversidad de serpientes, que por lo común, rehuyen todo encuentro con
el hombre. Muchos podrían creer que el encantador de serpientes es un
embaucador pero ese no es el caso.
Forbes : menciona
que:“Por haber cesado la música o por otras causas, la serpiente que
hasta ese entonces había estado bailando dentro de un amplio coro de
gente campesina, se abalanzó de pronto contra una mujer, dándole un
mordisco en la garganta, de cuyos resultados murió a la media hora”. En
la India existe un monasterio de fakires que esta situado al pie de un
estanque de cocodrilos y estos retozan al sol sin morderlos.
En
el libro de “Isis sin velo”: se cuenta que los egipcios cultivaron el
arte musical y conocieron los secretos de la armonía y su influencia en
el ánimo, por lo que en los sanatorios de los templos se empleaba la
música para la curación de ciertas enfermedades.
La música de los egipcios abarca tres géneros principales: Religiosa,Cívica ,Militar.
En
los conciertos sacros tenían la lira, el arpa y la flauta; en las
fiestas cívicas, guitarra, las gaitas sencillas y doble y las
castañuelas; en los ejercicios militares, la trompeta, el tamboril,
tambor y cómbalo.
Cuentan que Marco Polo al describir su
paso por el Desierto de Lop mencionó: “Cuando los viajeros caminan
durante la noche, oyen las voces de espíritus que algunas veces los
llaman por sus nombres. También de día se oyen las voces de estos
espíritus, y en ocasiones el son de instrumentos musicales y más
frecuentemente de tambores. Despertando su curiosidad y perdiéndose por
ella debido a los espíritus y a los duendes.Hay en el globo muchos
parajes donde ocurren fenómenos acústicos que, según se ha comprobado,
son efectos de causas naturales.
Por ejemplo en varios
puntos de la costa meridional de California, cuando se mueve la arena se
produce un ruido semejante al de las campanas, que llaman allí arena
musical y cuya causa se atribuye a la electricidad.
Los
Chinos también conocen este fenómeno y se sabe gracias a una narración
del siglo X que mencionan este hecho y al que se le denomina “Arenas
Cantores” en las cercanías de Kwachau, en el límite oriental del
Desierto de Lop. Cuenta una historia que en un lugar en Dakka, en las
cercanías de una selva, se vieron sorprendidos de espanto ante una tigre
de bengala que estaba furiosa porque un cazador le había robado a sus
dos cachorros, y estaba por matar a dos hombres y un niño, cuando un
fakir que salía de la pagoda viese al frente del felino a punto de
atacarle.
Sin vacilar, encaminase el fakir hacia la fiera y
cantando un mantra de letra ininteligible para los profanos, de un gran
salto ella se rindió a sus pies. Sentase éste entonces junto a la fiera
y la acarició pasándole la mano por sus listas hasta que dejó de rugir,
y al cabo de media hora acudieron los vecinos para contemplar al fakir
recostado sobre los lomos de la tigresa, a manera de almohada, con la
mano derecha sobre la cabeza del animal que el lamía suavemente la
izquierda apoyado sobre el césped bajo su espantable boca.Cuentan las
fábulas de Khristna y Orfeo, que ellos con sus cantos también amansaban a
las fieras.
Los Samanes de Siberia y Tartaria así como en
su momento los druidas realizaban ceremonias de nacimiento,
matrimonio y muerte son parte secundaria del culto religioso y consisten
en ofrendas de esencias y leche, derramadas en el fuego del sacrificio
al ritmo de conjuros mágicos que entona el celebrante y corean los
fieles.
Cuentan que en el altar de Júpiter Amón colgaban
los sacerdotes sonoras campanas de cuyo timbre colegían sus augurios.
También los sacerdotes budistas invocan a los dioses a toque de campana
para que desciendan sobre el altar. Por lo tanto, los cristianos
aprendieron el uso de las campanas. El mismo origen tienen los rosarios
de cuentas que desde hace veintitrés siglos siguen usando los monjes
budistas.
¿Qué no podrían ser nuestros Estados, si pudiera
haber música para todos, si a todos se les educara en la afición a la
alta y noble música y no en la frívola y desvanescentes? ¿Qué no podría
llegar a ser un Estado si tuviéramos festivales musicales, si
pudiéramos ordenar las actividades del Estado, sus días de fiesta, de
modo que aguardáramos los grandes días de la recreación, cuando nos
sintiéramos renovados por la música? .La superior recreación de las
futuras generaciones se efectuará por medio de un más vivo amor y más
amplia comprensión de la música.
La mayor compenetración
de la música y el movimiento se presenta en relación a la acción de
convocar al espíritu creador, conocida con el nombre de magia. El hombre
primitivo no organiza una sucesión sonora, ni danza, por una simple
motivación placentera. Con sonidos y movimientos convoca y atrae el
espíritu – el aliento de la vida - que anida en el seno de los objetos
lejanos, ya sean las nubes, piedras o árboles, por medio de un lenguaje
diferente, que resuena en aquellos a los cuales va dirigido.Es así que
el músico y danzarín se convierte en mago, mendicante o en sacerdote.
Aristóteles escribió: “La música que se expresan con palabras imita los estados afectivos que los determinan”.
LA MÚSICA UNA MAGIA INAGOTABLE 2
El
poeta romano Luciano (Siglo II) también señalaba que la Danza circular
de las estrellas, la constelación de los planetas en relación a los
astros fijos, el bello orden y armonía de todos los movimientos
universales, son un espejo de la danza original en el momento de la
creación. “La música y la danza son formas por las cuales el hombre
entra en armonía con el cosmos y se fusiona con el todo”.
Cuentan que un Músico fue a ver a un médico y le dijo:
-“Tengo toda clase de síntomas, me siento infeliz y desesperado”.
El médico le dice:
-¿Es verdad que aún no has cantado tu última canción?
-“Es cierto” contestó el músico.
Y el docto le dijo:
- “Ten la amabilidad de cantarla”.
El músico lo hizo y el Dr. lo decretó curado, porque había liberado lo que tenía en su interior.
En
la obra, llamada Lam – rim- Zim – dr´ol Lag – chang se cuenta una
historia de un monje indio que interrumpió su retiro anual durante la
estación de lluvias para ir a visitar a su madre, pensando que estaba
pasando hambre. Sorprendido al encontrarla bien y feliz, se quedó
todavía más estupefacto cuando ella le cantó que había aprendido un
mantra especial que, “Gracias al poder de la Gran Diosa”, le permitía
hacer que las piedras hirviesen y se transformaran en nutritivos
alimentos; pero como no se trataba de un hombre culto; tan pronto como
la oyó recitar el mantra se puso a corregir los numerosos errores que
cometía al pronunciarlo, y he aquí que cuando la pobre mujer logró
recitar el mantra correctamente, demostró haber perdido su eficacia.
Entonces el hijo le aconsejó que volviese a su antigua forma de decirlo,
y pronto, gracias a su gran fe, consiguió transformar las piedras
nuevamente en comida.
¿Y si alguien se pregunta cómo perciben la música los animales?
Diría
que el perro por ejemplo distingue los diferentes sonidos de una
canción así como puede discriminar las voces de sus dueños.Se han
realizado experimentos que demuestran que los animales tienen
predilección por la música clásica y melódica. Mientras que el rock y
otras formas estridentes los aturden. Se dice que Mozart es el favorito
de los ratones.
“La música amansa a las fieras” dice un sabio refrán.
Se
ha demostrado científicamente que la música también influye en los
vegetales. Las vibraciones producidas por el sonido afectan a sus
organismos. Algunas músicas llegan a afectar el desarrollo, crecimiento y
funciones vitales de las plantas.
“La música se auto compone sola” Pero no por completo, ya que necesita del hombre para que seleccione las notas más adecuadas.
Del Libro Narraciones Ocultistas de A .P. Blavatsky El Alma de un Violín
Cuenta la historia:
Un
anciano alemán, profesor de música, llegó a París cierto día del año
1828, estableciéndose en un lugar tranquilo, él se llamaba Samuel Klaus y
tenía un discípulo llamado Franz Stenio.
Franz era un
excelente violinista, nacido en Steyer, de 30 años de edad. Era
excéntrico, hijo de labriegos de los Alpes de Steyer, fue criado según
se dice por gnomos y demás genios que velaron su cuna. Creció entre
fantasmas, hadas, y vampiros de la tradición Esclavonia y demás del
Austria meridional. Criado en el mundo de lo sobrenatural.
Durante
años estudió algo de ciencias ocultas con un gran discípulo de Kumath y
Paracelso, por lo cual era diestro en hechicerías de todo género y en
ceremonias mágicas y secretos de Alquimia. Lo único que enloquecía y
apasionaba a Franz era su violín, la música. A los 22 años dejó de lado
por completo sus estudios, de ocultismo y se consagró por completo a su
arte, y era un adorador de dioses griegos, en especial de las musas del
Euterpe. Las notas de su stradivarius le alejaban sublimes de todo
cuanto en este bajo mundo no fuesen sus ensueños con ninfas, sirenas y
demás paganas diosas de la melodía o de la poesía.
Siempre
soñaba despierto y en su aldea sólo se respiraba magia y brujería, fue
de niño extraño y paso a ser adulto sin tener juventud. Soñaba con poder
encerrar una ninfa en su violín para darle alma y a través de él
dominar a las fieras para que le rindiesen culto. Soñaba con la fama
entre los hombres y con riquezas. Para desgracia de él su madre al
enviudar lo llamó a su lado, en la aldea, y tuvo que dejar la
Universidad en donde ya estaba dos años. Este echó por tierra sus
sueños. Cuando Franz regresó, la Sra. Stenio era alegre y fuerte y joven
todavía, su alma piadosa y ella una católica creyente y temerosa de
Dios. Asistía cada domingo a misa. Y le pidió a Franz que le acompañara,
pero este no quiso. Cuando el hijo comenzó a tocar en su violín “La
danza de las Brujas”. Ella se dio cuenta de que él no creía en nada y se
lo confesó a un sacerdote, quien le dijo que ese hijo iría al infierno.
Por lo que ella prometió peregrinar para obtener el perdón de Dios para
él su hijo. Pero en una de esas jornadas enfermó gravemente y murió.
Todo el pueblo culpaba al hijo de tal desgracia.
NOTA: Del Glosario Teosófico de HPB
Se
describe la supuesta danza de la asamblea de brujas en un paraje
solitario, donde se acusaba a las brujas de comunicación directa con el
diablo. Todas las razas y todos los pueblos han creído esto, y en
algunos creen hasta ahora. Estas escenas han sido descritas en la obra
Fausto escrita por Goethe.
Franz era ajeno a la idea de
haber sido el causante de la muerte de su madre.Vendió todo y regresó a
su vida de bohemio. Visitó las principales ciudades europeas, pagando su
hospedaje con el arte de su violín. Se sentía al tocar el mismo Orfeo,
pensaba que toda la naturaleza era dominada por su violín. Soñaba que
Tántalo olvidaba su sed ante su música y que Sísifo quedaba inmóvil sin
sentir el peso de la aplastante roca y sonriente a las propias Furias
infernales.
Fue Samuel Klaus, su viejo profesor el que
encontró a su discípulo más querido poder y huérfano y le adoptó de todo
corazón como su hijo. Maestro y discípulos acordaron ambos pasar a
París, tocando en varias ciudades alemanas.
Contento desde
la muerte de su madre por el aplauso de los moradores de su volcánica
fantasía, quería también el aplauso de los hombres. Bajo la enseñanza
severa de Klaus, en talento nativo ganaba en vigor y en magia cada día,
extendiéndose la fama de sus méritos rápidamente en ciudades y villas.
Fue proclamado pronto como un violinista sin rival, lo que hizo perder
la cabeza al discípulo y a su maestro.
Importante es
mencionar que existía una superstición medieval de que todas las
grandezas del que era considerado genio es que mantenía “Pacto con el
diablo”. Paganini fue uno de los grandes artistas a quien se inculpó de
dicho pacto.
Del gran violinista Tartini, que asombró en
el siglo XVII, se llegó a decir que sus mágicos efectos sobre sus
auditorios hechizados se debían no más a sus tratos con los malignos.
Así,
su célebre Sonata del Diablo fue causa de las más terribles leyendas.
También se le conoció como “El Ensueño de Tartini”, se atribuyó a la
directa inspiración del mismo Satanás, quien la ejecutó ante Tartini
mientras éste dormía.
A tamañas acusaciones brujescas no
se han escapado tampoco los más célebres cantantes, por los efectos
maravillosos logrados con su voz. Cuentan que Pasta poseía una voz
suprema y que esto se atribuía a que su madre, en los tres últimos meses
de embarazo, había sido arrebatada al cielo, y en medio de su éxtasis,
había tomado parte en un coro de excelsos serafines.
La
Milabrán debía su voz a Santa Cecilia patrona de los músicos, según
unos, y al mismísimo diablo según otros, que ya cantaba en sus oídos
junto a su cama para que se durmiese.
Judal de Dryden
cuentan que alcanzó el supremo arte de tocar a guisa violín en una
simple concha marina con cuerdas, arrastrando, sin embargo, a la
enloquecida multitud y haciéndola decir que un ángel del cielo era, y no
las cuerdas de la concha, quien producía aquellos sonidos.
El
avaro violinista italiano Paganini tiene otra leyenda análoga.Cuentan
que eran inexplicables sus prodigios. Eran tales, en efecto, las
emociones que con su instrumento despertaba, que se dice que el gran
Rossini lloró como una muchacha sentimental al escucharle en Alemania
por primera vez. La princesa Elisa de Lucca, hermana de Napoleón, se
desmayaba a punto a penas oía las primeras notas. Producía en las
mujeres ataques de histeria y despertaba entre los hombres frenesí,
haciendo de un cobarde un héroe y del soldado más aguerrido, una
nerviosa chicuela.
De todo esto nacen las más atroces
leyendas: Una de ellas decía que las cuerdas de su violín no eran como
las de otro violín, sino que estaban torcidas con verdaderos intestinos
humanos, extraídos por su hechicería con los arreglos a los cañones más
horribles de la necromancia.
La tradición de la misma
necromancia del medioevo pudo dar lugar a la tamaña leyenda, porque es
un hecho probado en Ocultismo que muchos magos negros orientales, en
especial los tántricos belgaleses recitadores de tantras o conjuros para
atraer a los espíritus maléficos, usan, para sus perversas obras, de
los propios órganos internos de los cadáveres.
A .P.
Blavatsky cita que se inclina más a los conocidos poderes del
magnetismo, mesmerismo e hipnotismo, manejados técnicamente por los
propios médicos, podría suponerse, con menos peligro que antes de ser
encarnecido, que los efectos mágicos que Paganini producía con su
violín, no eran solo debido a su genio musical, se debían al más
misterioso origen que el de la impecable ejecución y técnica del
maestro. De aquí también el que pudiese cambiar el timbre al
instrumento, haciendo, con sus melodías en la cuerda G sola, que no
pareciera sino flauta el violín.
Otra leyenda cuenta que a
pesar de que Paganini amaba con pasión a su esposa no tuvo
inconveniente en sacrificarla con sus propias manos para lograr sus
diabólicas ambiciones. Ya que este tenía un profundo conocimiento de las
artes necromantes, había logrado aprisionar en el violín su alma, y más
tarde la de su amante.
Todas estas leyendas de una Nación
como Italia quizás se debieran a que entre sus antepasados contó con la
más famosas familias neorrománticas de los criminales Borgias y
Médicis.
Retomando la historia del joven enamorado de la
música, hasta aquellos días de la historia de Franz Stenio no había oído
hablar de Paganini.Cuando supo de este Franz, se juró superado y su
viejo maestro Klaus lo aplaudió.Franz era capaz de todo menos de
fracasar. Ya tocaba como un maestro, pero requería según los críticos
más años de experiencia antes de pretender retar a Paganini.
Pasaron
casi tres años y el artista Sleyer le ofrecía su primera audición en el
teatro de Opera, ante el público más exigente. Pero la suerte no le
acompañó y tuvo todo que posponerse por la llegada del gran Paganini.
Franz se sentía enloquecer de envidia por el éxito y la presencia del
Divo Italiano.
Ambos profesor y alumno un día empeñaron
sus relojes y compraron dos asientos para el concierto, deseaban juzgar
por si mismos las habilidades del genio. Una vez que todo empezó el
auditorio estaba enloquecido, los hombres rugían o lloraban; las mujeres
estaban gritando histéricas. Mientras Klaus y Stenio más pálidos que
fantasmas se mordían los labios en silencio. Tambaleándose como ebrios y
sin decir palabras, tristes y desesperadamente, vencidos ambos se
marcharon a casa. Una vez allí, se sentaron como de costumbre frente al
fuego. Franz rompió el silencio y dirigiéndose a su maestro le dice: a
al creer que podría superar a Paganini. El maestro le dice a su
discípulo que está equivocado, que lo que él le había enseñado era
mortal, mientras que el arte del italiano no lo era.
El
alumno responde que si el pudiese venderle el alma al demonio lo haría
para poder tocar así. Y con la mirada perdida se pierde en sus sueños
incoherentes. Franz enloquecía entre las imágenes de su juventud y con
los ojos inyectados en sangre, miraba extrañamente a su maestro.
El anciano comprendía que el estado mental de Franz era terrible y no podía hacer nada.
Franz,
hijo mío – le decía -, te aseguro; que su arte no es humana y le relata
lo que se contaba de las cuerdas del violín de Paganini. Y en ese
momento vio en los ojos de su alumno la mirada de un hiena y se
congeló.Pero luego continuo como tomando ya una resolución heroica y le
dijo que los intestinos humanos no bastaban por si para lograrlo, que
debían ser de alguien amado y que se sacrificara por propia voluntad.
Le
contó que Tartini doto del alma de una virgen que le amaba y que murió
por causa de él al ver que su amor hacia el músico no era
correspondido.Franz, en lugar de responder, se levantó de su asiento con
una fría tranquilidad, descolgó su violín y le arrancó las cuerdas, las
que arrojó en el fuego.
Su maestro gritó horrorizado,
mientras que Franz juraba que no volvería más a tocar el violín hasta
que este tuviese cuerdas hechas con intestinos humanos. Y echando espuma
de rabia, cayó sin sentido al suelo. Su pobre maestro le alzó con
ternura; y lo llevó a su cama para luego traer a un médico. Franz de
debatió durante días entre la vida y la muerte.
El médico le diagnosticó fiebre cerebral y cualquier cosa podía pasarle.
El
maestro lo cuido, día y noche y no obstante los años que llevaba
tratándolo, no había comprendido hasta entonces toda la nativa
brutalidad de aquella alma selvática, supersticiosa e imposible, cuya
pasión era la música. Recién si dio cuenta que era un alma de artista
que solo podía nutrirse de aplausos, que era terrenal e inhumano pues el
hijo de un mundo de musas, todo imaginación y poesía cerebral no poseía
nada de divino, no tenía piedad, ni corazón.
Los delirios
del alma de Franz hicieron que el anciano se preguntase si tal ser
debía seguir viviendo o si debía piadosamente dejarlo morir antes de que
recobrarse el sentido. Pero el anciano amaba tanto a este mal hijo, y
su alma musical estaba hechizada por Franz. Y llevando siete días de
enfermo en sus terribles delirios decía: Creerse un nuevo Sísifo, atado
al peñasco de Cáucaso con los cuatro fragmentos de intestino
transformados en otras tantas cuerdas de violín... Un río Stix, no de
aguas negras, sino de rojas sangra, corría a sus pies de condenado
eterno, y añadía enloquecido:¿Deseas, ¡Oh infeliz anciano! Saber cómo se
llama esta roca de mi Cáucaso? ¡Pues se llama Samuel Klaus, aquel pobre
viejo que me enseñó a tocar violín!
Mientras que el
anciano respondía, -¡Hijo mío! Llorando y reprochándose haber matado la
imaginación de su discípulo, contándole sobre la magia negra que rodeaba
a Paganini.
Y el enfermo se burlaba y decía – Pobre viejo
chocho, ¿qué es lo que me dices? ¡Tu carne es deleznable! ¡Yo la
cortaría así!... ¡Tú no vales nada y sólo parecerías bien extendido tu
intestino sobre un buen violín de Cremona y metida en su alma el alma
tuya!. El anciano sintió un escalofrío mortal, pero se quedó en
silencio, y sobre la frente hirviendo de su hijo puso un largo y amante
beso y salió de allí con el alma ahogada de desesperación. Más tarde en
su delirio Franz cantaba imitando a su violín con desesperación. Luego
movía sus esqueléticas manos como estuviese arrancando los intestinos de
su maestro para luego disecarlos. Movía los dedos y parecían que de
ellos brotaban chispas y llamas. El anciano era el único hombre, que al
amarle tan tierna y desinteresadamente, era el único también cuyos
intestinos podían servirle.
Al otro día y como por
encanto, la fiebre cesó, y dos días después pudo levantarse.Una vez
curado se dedicó a la Alquimia y la Quiromancia y demás artes ocultas
con tanta o mayor pasión que la antes sintiera por la música.Pasó mucho
tiempo y no se habló más ni de Paganini, ni de música. Para sondear un
tanto el alma del joven y saber lo que pasaba en ella, el anciano sacó
de su caja su olvidado violín y se puso a tocar.A la primera tonada el
joven se sintió sacudido como si le hubiese caído un latigazo, pero no
dijo nada. Salió corriendo con los ojos desorbitados, el anciano tiró su
violín y se encerró en su cuarto.
Otra noche en la que
Franz estaba más sombrío que nunca, el viejo maestro se levantó de la
silla súbitamente, le dio un largo y tierno beso en la frente y le dijo
que no podía continuar así, a lo que Franz contestó que así era. Ambos
se fueron a acostar.
Al día siguiente Franz observó que el
anciano no estaba como de costumbre en su sitio, el fuego no estaba
encendido, cuando de repente la caja del violín de su viejo maestro cayó
a sus pies produciendo un gemido lastimero.
Franz gritó ¡Samuel! ¡Samuel! y nadie contestó y corrió al dormitorio del anciano.
Samuel Klaus yacía en su lecho frío y rígido. ¡Estaba muerto!.
No sintió nada por el pobre viejo, deseaba solo hacer lo ansiado. Cuando se dio cuenta de que había una carta en la que decía:
“Franz,
hijo querido. Cuando leas ésta, tu viejo maestro, tu amigo, habrá hecho
ya el mayor sacrificio que por el logro de tu ideal de fama y riqueza
podía. El que te amó tanto, hele ya aquí frío e inerte. Ya sabes lo que
te corresponde hacer... ¡Fuera necias preocupaciones! Yo, libre y
espontáneamente, te ofrendo mi cuerpo, en holocausto a tu fama futura, y
realizarías la más negra de las ingratitudes si, por timidez o
cobardía, hicieses inútil este sacrificio mío.
Cuando tu
amado violín se vea con sus nuevas cuerdas y estas cuerdas sean una
parte de mi propio ser, aquel se verá ya investido del mismo secreto
mágico del célebre Paganini. En ellas, en mis cuerdas, encontrarás,
siempre que quieras, los ecos de mi voz, mis gemidos, mis cantos de amor
y de bienvenida, los acento todos más patéticos, en fin, de mi inmenso
amor hacia ti...
Así, pues, mi Franz idolatrado, ¡Nada
temas; nada vaciles! Coge triunfalmente tu instrumento y lánzate al
mundo siguiendo los pasos de aquel que sembró la de desesperación y la
desgracia en la senda de nuestras ilusiones... Preséntate altanero en
cuantos lugares él se presente; búrlate de él, y rétale al más gallardo
de los desafíos. Entonces alcanzarás a comprender y a oír, oh, Franz
querido, cuán potente son siempre las notas de todo amor desinteresado, y
en la última caricia de aquellas cuerdas te acordarás de que son el
cuerpo y el ama de tu abnegado maestro que, por última vez, te abraza y
te bendice”.
Cabe mencionar que Samuel había dejado una
carta suicida a parte para que no se incriminase al joven Franz. No
habían pasado quince días y el violín ya tenía sus cuerdas nuevas. Pero
Franz no podía ni mirarlas, mucho menos tocarlas y se prometió hacerlo
cuando llegara el día memorable de estar frente a Paganini.
El
día del reto llegó a Paganini aceptó, toda una ciudad estupefacta
esperaba. El joven interpretaría en el Gran Teatro de la Opera la “Danza
de las Brujas”. La noche previa Franz parecía un fantasma, no durmió y
estaba agotado física y moralmente, todo parecía un prólogo de la
muerte.
El violín estaba sobre la mesa, encerrado en su
caja con llave, que el joven nunca desamparaba desde el día en que le
puso sus cuerdas. Desde ese día se había ejercitado en otro instrumento.
Súbito, el dormido creyó ver a su viejo maestro, con los ojos abiertos y
con voz cavernosa decirle:
-¡Franz querido, soy muy desgraciado en esta mi nueva vida de ultratumba, porque no puedo, no puedo separarme de estas cuerdas.
Aquello espanto al joven artista, sus cabellos se erizaron y su sangre se congeló.
Y la voz del maestro seguía pidiendo ¡Hijo libérame!.
Y
ruidos como arañazos de ratas, como zumbidos de abejas, bordoneaban
angustiosos y horribles, ruidos que le eran familiares pero a los que
había ignorado cuando realizó aquella tarde sus operaciones macabras.
Quiso
gritar y no pudo, quiso correr y se le congelaron los pies. La visión
de su violín ya sin las cuerdas mágicas le sumía en la desesperación. Y
no soportaba tal idea así que saltó sobre el violín y acalló su
conciencia y la voz del alma del viejo Klaus. Y dibujó sobre la caja el
sello de Salomón (La famosa pentalfa) con el que en los cuentos de las
mil y una noche aprisionaba el rey en sus redomas a huestes enteras de
los jinetes rebeldes. Un aullido de protesta resonó en el interior de la
cerrada caja.
-¡Eres un perverso ingrato, mi amado Franz!
¡Sin embargo, te perdono! Porque te amo, pero entérate que no puedes
encerrarme ¡Mira!
Una niebla negra llenó la habitación
ahogaban a Franz cuando de un grito despertó...Pensó que solo era una
pesadilla su violín estaba allí lo tomó y ensayó y descubrió su genial
sonido y sintió que todo lo podía hacer, cuando de pronto reconoció en
su sonido la carcajada de el anciano maestro y asustado arrojó el arco.
No atreviéndose a continuar aquella evocación musical brujesca, encerró
cuidadosamente en su caja el terrible instrumento y lo llevó al comedor,
para vestirse con esmero, para luego esperar el momento de marchar.
Llegó
el momento y tranquilo y sonriente en su puesto. El teatro repleto. El
avaro Paganini con los bolsillos llenos de oro, y seguro, además de todo
su triunfo. Empezó el maestro y todo el público estalló en frenesí
haciendo temblar el teatro, tocaba “La Bruja” entre aplausos y bravos.
El
joven esperó su turno y fue mirado con desdén por Paganini. La frialdad
más glacial recibió las primeras notas de Franz Stenio, sin que el
presagio de tan mal comienzo le desconcertase en lo más mínimo. Pálido,
erguido y sereno, con la más despreciativa sonrisa en sus delgados
labios, continuó, sin embargo, impasible y seguro de sí mismo.
Al
avanzar las notas del preludio, una extraña reacción operó en el
público. Muchos pensaron que era mejor que Paganini. Las cuerdas de
aquellas, pisadas por los largos y los enérgicos dedos del joven,
vibraban, temblaban sobrenaturalmente, cual los intestinos palpitantes
de la víctima bajo el escalpelo de su diseñador; gimiendo en extrañas
melodías, como el lamento angélico de un niño moribundo.
El
público enloqueció, las voces de mil brujas sonaron allí y hasta el
mismo Paganini aplaudió sin alejar su mirada de las cuerdas del violín
del joven, quien por un momento se turbó.
Algo inesperado
paso, en un momento el sonido del violín se volvió inconexo,
contradictorio, inarmónico, absurdo, mientras del fondo de la caja
sonora surgía la voz cascada y chillona de Samuel Klaus, que
espeluznantemente decía:
¿Cumplí o no cumplí mi promesa,
Franz, hijo querido? ¿Estás ya, pues, contento de mi sacrificio? Y el
encanto en que el público se sentía sumido se rompió. Empezaron las
burlas, las visas, y el público en masa se levantó de sus butacas hacia
la puerta. Pero de repente algo los detuvo por el espanto. Las hermosas y
juveniles facciones de Franz empezaron a cambiar y envejecieron en un
segundo; su gallardo cuerpo se encorvó al instante...
Los
más sensitivos fueron más allá aún, en sus videncias, puesto que,
surgieron del cuerpo de Franz como un vapor giratorio y opalino pronto
vieron formarse una blanca nube que se contorneó en derredor de esta
otra forma más amplia y amenazadora: la del viejo maestro Samuel Klaus,
gruñona y grotesca, con el vientre sangrando y con los intestinos
tendidos sobre la caja del violín, mientras con frenético movimiento, ya
de un condenado eterno, Franz, rascaba y rascaba en su arco sobre
aquellas cuerdas humanas, como esas figuras malditas talladas en los
capitales del medioevo...
El pánico fue general: cada cual
enloquecido salió como pudo, aterrados por los estallidos consecutivos
como cuatro grandes truenos de las cuerdas fatídicas, que se arrancaban
con violencia de la portezuela del maldito violín. Los pocos que
acudieron a la escena para socorrer el desdichado artista, le hallaron
con el violín hecho pedazos y con las cuerdas enrolladas en el cuello,
como serpientes vengadoras que le acababan de ahogar .Paganini informó a
la gente, pagó la cuenta del hotel y el sepelio de Franz y se guardó
hasta la última astilla del violín de Franz.
Pero si esta
historia les llamo la atención existen muchísimas como por ejemplo la
de Los danzarines de tijeras en el Perú cuenta la leyenda que los
músicos colocan sus instrumentos a las orillas del río toda la noche
previa para que las sirenas le otorguen a su música magia.
Los
druidas tenían la costumbre de colocar sus arpas al pie de los
árboles sagrados para ser luego utilizadas en sus ceremonias, esta era
la manera en que ellos las magnetizaban . Se han encontrado también
piedras talladas y jeroglíficas en Asia, Africa, Europa y América, que
dan cuenta de la preparación adecuada musicalmente para cualquier
acontecimiento de trascendencia vital.
El Perú con sus trepanaciones craneanas realizadas con acompañamiento de música para generar un ambiente intimista.
España.-
Diario Mallorca, 2 de octubre 1985 “El rock mata las plantas menciona
el artículo que si se colocan plantas cerca de altavoces en los que
suena rock, el tallo intenta escapar. Si no lo logra, marchita y muere.
En cambio, desarrollan mejor con la música de Bach y Mozart”.
La
Voz de Galicia, 13 de Octubre de 1985 se menciona “El cerebro no logra
sincronizar más de 21 ciclos por segundo. El rock, al acelerar estas
emisiones, altera el organismo fisiológicamente.
Y si hablásemos sobre publicidad y creación de nuevas necesidades a través de
la música se lanzan mensajes subliminales que sirve como una forma de
propagación de ideas, que a nivel consiente podrían ser rechazados.
Como
habrán notado al hablar de todas las artes, ninguna como la música,
esta nos muestra su íntima relación con la esfera de los sentimientos,
porque el centro donde se originan ésos está relacionado rítmicamente
con el organismo. La música puede por eso influenciar en sentimiento y
humores. La música, como el calor, puede penetrar el ser hasta la propia
fuente del movimiento y deseos, penetrar en la voluntad y en la sangre,
siendo capaz de fanatizar y cegar a las personas. Sin embargo, la
verdadera música es un eco celestial, percibido por el ser humano que
está en resonancia con el Microcosmos. Está claro que las experiencias
son diferentes de una persona a otra, pero si puedo afirmar que a través
de la música es posible penetrar la esfera de lo inmortal.
Cuenta
la historia que el 24 de Marzo, de 1827 cuando Beethoven comenzó a
agonizar, y dos días más tarde falleció. El día de su muerte, sobre las
cinco de la tarde, se desató una terrible tormenta; un estremecedor
relámpago iluminó su habitación, y Beethoven dejó la vida precisamente
en ese momento, cuando el otro lado de los cristales de la ventana
comenzaba a nevar. Dos días después se celebró su funeral en el
cementerio vienés de Wahring, al que asistieron 20,000 personas. Allí se
recitó la oración fúnebre del poema de Franz Grillparzer, cuyo final
era ciertamente premonitorio.
“El que venga después de él no
seguirá, deberá empezar de nuevo, puesto que este precursor ha terminado
su obra donde están los límites del Arte"
Quisiera
terminar este escrito recordando las palabras de A .P. Blavatsky: “La
vibración se propaga repentinamente tocando con sus veloces alas al
universo entero, y al germen que mora en las tinieblas: Tinieblas que
alientan sobre las adormiladas aguas de la vida”.
FANNY JEM WONG
LIMA-PERÚ
Vibraciones El Poema
Ritmo multicolor en las palabras
Ritmo y qué ritmo en las azules aguas
Ritmo en las esmeraldas campiñas
Ritmo en las doradas montañas
En el canto de las aves enamoradas
En el grácil batir de las alas de los pájaros
En el diestro vuelo de enormes mariposas.
Ritmo y qué ritmo tienen las hadas,
Los duendes, las sirenas, ondinas y ninfas
Ritmo en lo más pequeño y en lo más grande,
Ritmo en el aire, en la tierra, en los mares.
En la roja flama de una vela que no quiere apagarse
En los árboles que se balancean lentamente
En las hojas que se le agitan en un tiempo más rápido
Ritmo sobre la verde hierba
Ritmo bajo la copa del rosado árbol
Ritmos desnudos, de fieros amantes
Ritmo salvaje, lujuriosa danza de caderas en llamas
Ritmo complejo de estrepitosas ondas marinas
Ritmo en lo oscuro y en lo claro.
Ritmo en el destino de mi real naturaleza
Ritmo de las estaciones que mueren cada año
Ritmo y qué ritmo de décadas, siglos y milenios
En donde eres tú ritual, fuego descomunal y sagrado
Eres y serás siempre tú eterna, deslumbrante, mi mágica hechicera
El tronco de bambú que no se quiebra, la extrema tristeza del dolor
Las jubilosas risas que siempre huyen de prisa
en los armoniosos ecos de mi discordante vida
Si eres tú, la poderosa e inmortal cuerda perdida
en donde enlazó por toda la eternidad miles de versos
en perfecta paz con todos sus perplejos significados.
Si eres tú, el temblor allá lejos en el silencio que se rompe
Mi amada música, melodía celestial de millones de esferas
destinada a nunca cesar recreando en luz dorada de éter
la manifestación magnificente de todo mi versar.
FANNY JEM WONG
LIMA-PERÚ
02.05 AM DEL 17.03.2006
NOTA PARA EL LECTOR:
ESTE
MATERIAL ES PRODUCTO DE UNA INVESTIGACIÓN REALIZADA POR QUIEN SUSCRIBE
PARA LA CONFERENCIA TITULADA CON EL MISMO NOMBRE "LA MÚSICA UNA MAGIA
INAGOTABLE" POR ENCARGO DE LA "SOCIEDAD TEOSÓFICA DEL PERÚ"
JEMWONG
GALERÍA DE IMÁGENES HERMOSAS