jueves, 27 de agosto de 2015

EL ESPIRITU DE LOS VIENTOS POR MARCO MARTOS

EL ESPIRITU DE LOS VIENTOS POR MARCO MARTOS

EL ESPÍRITU DE LOS VIENTOS SIDERALES POR MARCO MARTOS

Apareces Cintia, desde una torre en el aire,
desde los huracanes desatados en las noches cálidas,
como una flecha del amanecer, surges cada mañana
y pones orden en el mundo como espíritu de los vientos siderales.
Agazapado en una silla, solo soy un ojo
que mira y describe minuciosamente tus bondades,
y cobra fuerzas solo viéndote, deleitándome con tus gestos
y tus palabras que vienen de las esferas celestiales.
En los tumultos de cada día estoy protegido por tu hálito,
gracias a ti no estoy perdido en la algarabía de los comerciantes
y entre los taimados que negocian favores y le ponen precio
a todos los actos de mujeres y varones.
A este milagro si no es amor ¿qué nombre ponerle?
Tú eres la suma de las virtudes femeninas, eres mujer y eres ángel

COPA DE VINO, ESCRIBE ARNAUT DANIEL POR MARCO MARTOS


COPA DE VINO, ESCRIBE ARNAUT DANIEL POR MARCO MARTOS

COPA DE VINO, ESCRIBE ARNAUT DANIEL POR MARCO MARTOS


¿Por qué crees tú, muchacha, que vives en la corte
recibiendo los cumplidos de poetas famosos,
que si tomo una copa de vino a orillas del mar
y hablo con una joven delicada que ama los libros,
aquel acto tan leve de alianza con el terciopelo líquido
ofende tus íntimos sentimientos? Los poetas son libres
y se casan con la noche, beben vientos y dolores,
se parecen a los niños y a los patriarcas longevos
que atraviesan los tiempos, solo dicen palabras
y palabras en los acantilados, en el centro de las plazas,
y se les recuerda por un tiempo cuando mueren.
Déjame pues, con mi copa de vino, con los rubíes,
el mundo es mío si miro a lo lejos los atardeceres
en las espumas de las aguas azules, déjame hablar,
no te pierdas en vanas disquisiciones. Por una palabra
mal dicha o inoportuna a veces se pierde todos los amaneceres.

CANCIÓN PROVENZAL ESCRIBE ARNAUT DANIEL POR MARCO MARTOS

CANCIÓN PROVENZAL ESCRIBE ARNAUT DANIEL POR  MARCO MARTOS


CANCIÓN PROVENZAL (ESCRIBE ARNAUT DANIEL) POR MARCO MARTOS


Solo el viento roza ríspido
tu rostro de rastros de arroz.
¡Tu risa! ¡Qué tierna y terrenal!
intensamente blanca bajo la luna azul.
Romero rondo rotundo
tus relentes del amanecer.

BOCHORNO POR MARCO MARTOS

BOCHORNO POR MARCO MARTOS


BOCHORNO POR MARCO MARTOS


En el bochorno
¿quién se duerme?
¿La tarde o el sopor después de la comida?
¿o el calor que no se soporta a sí mismo?
¿o la luna del día calcinada por el sol?
El mar se agita y luego casi
cierra los ojos, pero tiene cristales
que corren y ahí se baña
todo lo caliente. Y en lo que chorrea,
interminable nace el frío cuando llega la noche.

MARCO MARTOS ESCRIBIÓ...

MARCO MARTOS ESCRIBIÓ...

Mi padre es para mí un penate, un dios familiar,
al que le consulto las decisiones más difíciles.

SOBRE DINO CAMPANA POR MARCO MARTOS

SOBRE DINO CAMPANA POR MARCO MARTOS

SOBRE DINO CAMPANA POR MARCO MARTOS


Sibilla Alermo, dama italiana,
Dino Campana estaba en tu camino,
áspero, taciturno, como una piedra sagrada,
le diste abrazos, lo estrujaste,
lo dejaste temblando durante toda su vida.
Escribió sobre ti de tal manera
que tu nombre quedó asociado a su locura
y llevó tu corazón imantado en sus ojos vacíos,
a Buenos Aires, a Montevideo,
y al asilo para lunáticos donde te evocaba
como diosa de los Alpes más hermosa que Ceres.
¿Qué habría pasado si no te hubieras fijado
en su figura magra? Tal vez nada
y sus Cantos órficos serían tal vez desconocidos
y los textos que te escribió
con la sangre de su sufrimiento
tal vez no hubieran sido concebidos.
Dino Campana era Dionisio
en la campiña de Lombardía
y tú la sacerdotisa divina
que le dio algún sentido
a sus días de tinieblas y de nada

PURGATORIO POR MARCO MARTOS

PURGATORIO POR MARCO MARTOS

 PURGATORIO POR MARCO MARTOS

¿Qué es el Purgatorio? me pregunto tantas veces.
He visto desde niño las figuras de los muertos vivos quemándose.
Nadie diría en principio que con los rezos podrían salvarse.
Pero quienes tienen fe oran para sacarlos de esas llamas figuradas,
que queman sin embargo y cuánto queman. Así se ve
en los antiguos libros de oraciones y en las estampas religiosas.
Los sufrientes pueden pasar ahí años de años,
tantos como vivieron en la tierra,
almas y cuerpos ignorantes, pecando.
Pero están de paso y sufren y sufren
y no hay fuego pero sí una música que les anuncia
que aunque habitan en el dolor que será muy largo,
el purgatorio no es un pequeño infierno,
sino un lugar de tránsito, la antesala del divino paraíso,
la misericordia de Dios que salva a los que tienen fe
y supremo arrepentimiento en el momento de la muerte y antes.
Pia de Tolomei es la víctima que más recordamos,
la imagen del perdón, la suprema gracia,
la dama que escogió a un cruel marido y murió de su mano,
bondad que Dante puso ante nuestros ojos
y en el centro de nuestros corazones,
para que nunca lo olvidemos.
Mujer tan generosa podemos imaginarla santa
y tenerla en nuestros altares personales.
Para que exista el purgatorio, tiene que haber pecado,
eso abominable que atormenta la vida de los hombres,
la ascesis necesita de la falta para que algo sea perdonado.
El purgatorio es una víspera del perdón divino, la antesala del paraíso,
pero es un dolor también, una noche oscura, el regreso al seno de Dios
de los que han faltado que no se hace sin desazón, sin tremendo sufrimiento.
Las almas están perdidas en el purgatorio, no tienen seguridad de nada,
No saben si están muertas o vivas, ni si eso que les pasa es en algún lugar
o es una feroz pesadilla que parece inacabable en los minutos y en los años.
El purgatorio es la montaña del sufrimiento y más arriba está la bondad de Dios,
el paraíso deseado que quiere poblarse de los bienaventurados de todos los tiempos.

PATIO EMPEDRADO ESCRIBE BERNART DE VENTADORN POR MARCO MARTOS

PATIO EMPEDRADO ESCRIBE BERNART DE VENTADORN POR MARCO MARTOS

PATIO EMPEDRADO ESCRIBE BERNART DE VENTADORN 
POR MARCO MARTOS


Tú permaneces en el patio empedrado,
de pie, junto a esas verdes bancas,
en la temblorosa luz del atardecer
que se prolonga indefinida
antes de que llegue la noche
con su luna encantada.
En cristales inolvidables quedan
la purísima belleza de tu rostro,
tus palabras delicadas,
el turbión de los caminos dispares,
y tu gana de recorrer el mundo
para buscarte a ti misma
en lo ignoto de los mares
y los países distantes.
Han pasado tantos años
y aquí estás preguntándome si te conozco.
Balbuceo y empiezo a recitar
cada uno de tus sueños
de infancia y adolescencia,
a recordar minuciosamente
nuestros encuentros del pasado,
el nimbo azulado de tu vida,
y lo de ayer, nada más,
cuando vi que cruzabas la plaza,
garbosa, elegante, con tu abrigo rojo
y tus veinte años recién empezados

EL ALBATROS CHARLES POR MARCO MARTOS

EL ALBATROS CHARLES  POR MARCO MARTOS

EL ALBATROS CHARLES POR Marco Martos


Perdido en los abismos de los mares cálidos del sur
sigo a los grandes barcos como un lánguido compañero,
en el espesor de la niebla nocturna distingo con esfuerzo
las hermosas luces de las farolas en la popa y la proa.
En los amaneceres, cuando los marineros todavía duermen,
bajo a la cubierta y me acerco sigiloso a la bodega,
en busca de agua dulce y los restos de la pesca del día.
De manera que ha sido calificada como cómica,
camino lentamente entre los vericuetos de los camarotes
y apenas el sol asoma en el horizonte, cuando la vida humana
retorna a la superficie y se escuchan los gritos de los oficiales,
desaparezco por los aires y entre el cielo y el agua
doy la imagen de que me he quedado atraído por alguna isla encantada.
Pero no puedo separarme de los inmensos barcos,
como aquellos hombres que aman con obsesión
a las hermosas mujeres que los atormentan.
Mi destino es seguir como un esclavo la estela de los barcos,
no conozco una forma diferente de existencia.
Aunque amo el humo de los cafés de los barrios elegantes,
esa vida ociosa de mujeres con pieles de armiño y sonrisas,
calificadas de falsas por las damas serviciales y hacendosas,
mi destino es volar por los aires sin rumbo conocido,
porque no conozco las rutas de las embarcaciones que sigo,
me parezco en cierto sentido a esos marineros que me odian,
que me queman el pico con su pipa encendida
si caigo por descuido en sus manos y brazos poderosos,
como ellos no tengo amigos, ni mujer que adorne mi casa,
ni esperanza, ni sol ni luna, ni un hermoso camino.
Soy el aliado inconsciente de mis propios enemigos.

CAMINO DE LUZ. POR MARCO MARTOS

CAMINO DE LUZ. POR MARCO MARTOS

CAMINO DE LUZ. POR MARCO MARTOS

La luz del sol que viene del fondo de mar
es un camino de fuego sobre las aguas.
Hay tres piedras en tu destino
que están delante de tus ojos .
La del lodo es muy hermosa,
pero está entre las sombras.
Las otras son la del amor dolido
y la de la esperanza sola.
Solo en una te sentarás al comienzo de tu vida.
Luego tal vez cambies,
pero no quieras saber de antemano
cuál será tu piedra
cuando llegue la noche.

FOTOGRAFÍAS HERMOSAS DE LA TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL


TORRE EIFFEL


La torre Eiffel (tour Eiffel, en francés), inicialmente nombrada torre de 300 metros (tour de 300 mètres), es una estructura de hierro pudelado diseñada por Maurice Koechlin y Émile Nouguier y construida por el ingeniero francés Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición universal de 1889 en París. 

Situada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, este monumento parisino, símbolo de Francia y su capital, es la estructura más alta de la ciudad y el monumento que cobra entrada más visitado del mundo, con 7,1 millones de turistas cada año.  Con una altura de 300 metros, prolongada más tarde con una antena a 324 metros, la torre Eiffel fue la estructura más elevada del mundo durante 41 años.

Fue construida en dos años, dos meses y cinco días, y en su momento generó cierta controversia entre los artistas de la época, que la veían como un monstruo de hierro. Inicialmente utilizada para pruebas del ejército con antenas de comunicación, hoy sirve, además de atractivo turístico, como emisora de programas radiofónicos y televisivos.

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

TORRE EIFFEL

ANDRÓMEDA, ESCRIBE HORACIO POR MARCO MARTOS

ANDRÓMEDA, ESCRIBE HORACIO POR MARCO MARTOS

ANDRÓMEDA, ESCRIBE HORACIO POR MARCO MARTOS


Te percibí días antes de la batalla de Filipos,
desgraciada para la república de Roma,
luz del amanecer para el imperio de Augusto.
Recogías nenúfares a orillas del río
y tu sonrisa condensaba la alegría del universo.
Quedé cautivado por tu belleza
y por tu nombre mítico, Andrómeda.
Chocaron las armas, escapé por milagro de la muerte,
y no volví a verte Andrómeda, salvo en sueños.
¡Qué triste mi vida en Roma como Cuestor del imperio!
No es un bálsamo la amistad de Mecenas, conseguida luego,
ni conocer a Virgilio, ni al mismo Octavio coronado,
ni alternar con las patricias romanas.
¡ Quiero arrojarme en tus brazos
y tú me has arrojado al olvido para siempre!

viernes, 21 de agosto de 2015

TRILCE DE CÉSAR VALLEJO

TRILCE DE CÉSAR VALLEJO  

 

TRILCE DE CÉSAR VALLEJO


Hay un lugar que yo me sé
en este mundo, nada menos,
a donde nunca llegaremos.

Donde, aún si nuestro pie
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.

Es ese un sitio que se ve
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pie
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran Cualquiera parte.

Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.

-Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. -¿Esta? - No; su hermana.

-No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
-do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé.
César Vallejo

ULI, ANDRÉ BRETON

ULI, ANDRÉ BRETON


ULI, ANDRÉ BRETON


Por cierto eres un gran dios
Te he visto con mis ojos como no vi a ninguno
Cubierto aún de tierra y de sangre te encuentras acabas de crear
Eres un viejo campesino ignorante
Para restablecerte comiste como un chancho
Estás cubierto de humana suciedad
Se ve que estás metido en eso hasta las orejas
No entiendes nada ya
Nos miras de soslayo desde un fondo de valvas
Que levantes las manos te dice la creación y tú aún amenazas
Aún inspiras temor aún maravillas

(Xénophiles, 1948.)

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